El Poder del Lenguaje Inclusivo en tu Cerebro

El lenguaje inclusivo no es solo una cuestión de corrección política o moda pasajera. Investigaciones recientes demuestran cómo el uso de términos no sexistas puede modificar patrones cognitivos, influir en la percepción social y, en última instancia, promover una mayor igualdad. ¿Qué ocurre exactamente en nuestro cerebro cuando adoptamos formas de comunicación más inclusivas?

Cómo el lenguaje moldea el pensamiento

La hipótesis de Sapir-Whorf, aunque controvertida en sus versiones más extremas, encuentra apoyo en hallazgos contemporáneos sobre cómo las estructuras lingüísticas influyen en nuestros procesos mentales. Cuando un idioma carece de términos neutros o utiliza el masculino como genérico, tiende a reforzar asociaciones implícitas que excluyen a las mujeres y otros géneros.

Un experimento revelador realizado en alemán (donde los sustantivos tienen género gramatical) mostró que al describir objetos con artículos masculinos, los participantes los asociaban con características tradicionalmente masculinas, incluso cuando se trataba de objetos inanimados. Esto sugiere que el género gramatical no es inocuo.

Evidencia científica del cambio cognitivo

Arte callejero en Berlín que promueve el lenguaje inclusivo junto a una tienda.

Foto por Mathis Garcia en Unsplash

Estudios de neuroimagen

Técnicas como la resonancia magnética funcional han permitido observar cómo el cerebro procesa diferentes formas lingüísticas. Al escuchar frases con lenguaje inclusivo, se activan con mayor intensidad áreas relacionadas con la empatía y la teoría de la mente, especialmente en personas no acostumbradas a este tipo de construcciones.

Curiosamente, estos cambios son más pronunciados en hablantes de lenguas con fuerte marcaje de género, como el español, en comparación con idiomas como el finés o el turco, donde el género gramatical es menos relevante.

Experimentos psicolingüísticos

Cuando se pide a niños que dibujen «los científicos», aquellos expuestos a formulaciones inclusivas («los y las científicas») representan significativamente más mujeres que los que escuchan solo el masculino genérico. Este efecto se mantiene incluso en adultos al imaginar profesiones tradicionalmente masculinas.

Otro estudio analizó ofertas de empleo redactadas con diferentes formas lingüísticas. Las versiones con lenguaje no sexista recibieron un 15% más de solicitudes de mujeres cualificadas, sin reducir las aplicaciones masculinas. ¿Podría esto explicar parte de la brecha en ciertos sectores?

Impacto social del lenguaje inclusivo

En el ámbito laboral

Empresas que implementaron políticas de comunicación inclusiva reportaron mayor diversidad en puestos directivos en un plazo de cinco años. No se trata solo de palabras: el cambio lingüístico parece preceder y facilitar cambios estructurales.

En Silicon Valley, donde el debate sobre diversidad es intenso, algunas startups han experimentado con eliminación completa de marcadores de género en descripciones de puesto, obteniendo resultados prometedores en contrataciones equilibradas.

En la educación

Materiales escolares que evitan el masculino genérico muestran efectos interesantes: las niñas se sienten más incluidas en actividades STEM, mientras que los niños desarrollan mayor apertura hacia roles no tradicionales. Un simple cambio en los libros de texto podría estar moldeando las aspiraciones profesionales futuras.

En Francia, donde el debate sobre el lenguaje inclusivo ha sido particularmente encendido, un estudio longitudinal en escuelas que lo adoptaron mostró reducción en estereotipos de género entre estudiantes, medido mediante tests implícitos.

Resistencia y críticas

Los opositores argumentan que modificar el lenguaje es artificial o innecesario. Sin embargo, datos históricos muestran que todas las lenguas evolucionan para reflejar cambios sociales. ¿Era «natural» decir «presidenta» hace un siglo? Hoy suena completamente normal.

Algunas críticas provienen de malentendidos sobre lo que realmente implica la inclusividad lingüística. No se trata necesariamente de duplicar todas las palabras («los y las»), sino de encontrar soluciones creativas que no invisibilicen a nadie.

Cómo practicarlo en la vida cotidiana

Empezar puede ser tan simple como:

  • Usar términos colectivos («el profesorado» en lugar de «los profesores»)
  • Optar por formas neutras cuando existan («personas» en vez de «hombres»)
  • Experimentar con desdoblamientos estratégicos en contextos importantes

Lo fascinante es que, con el tiempo, estas elecciones lingüísticas dejan de ser esfuerzos conscientes para convertirse en hábitos automáticos que reflejan -y a la vez moldean- una visión más igualitaria del mundo.

El lenguaje inclusivo va más allá de lo político: modifica activamente nuestros patrones cognitivos y percepciones sociales. Investigaciones demuestran su impacto en la reducción de estereotipos y la promoción de igualdad, aunque sigue generando debates apasionados sobre su implementación práctica.

Imagen de Carolina Herraiz

Carolina Herraiz

Desde que tengo memoria, me ha fascinado descifrar los hilos invisibles que tejen nuestras emociones, decisiones y sueños. Cuando no estoy escribiendo, me encontrarás leyendo algún libro de neurociencia, tomando café de más o con mi amiga perruna Kira

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