La intersección entre neurodiversidad y feminismo representa una evolución crucial en la lucha por la equidad, desafiando al movimiento a expandir su comprensión de la inclusión más allá del género. Al integrar perspectivas neurodivergentes, el feminismo no solo se vuelve más representativo, sino que desarrolla herramientas más efectivas para combatir opresiones entrelazadas. Esta revolución silenciosa está redefiniendo la justicia social desde sus cimientos, haciendo que la liberación sea realmente accesible para todos.